Tercera parte del reportaje de Rafael Lema.
La construcción del actual santuario de Muxía también es objeto de la intercesión de la virgen, y por ello el autor indica que «no puede dexar de atribuirle a superior impulso» el fervoroso celo que ha concurrido en el excelentísimo señor conde de Frigilana y Aguilar, del Consejo de Estado de Su Majestad Católica y su Real Gabinete, que el mismo año de su fallecimiento y «fervorizado» con la lectura de esta piadosa obra, la primera vez que salió a la luz, envió mil doblones de limosna para el santuario «y si la muerte no huviera cortado con el hilo de su vida el de su piadoso intento (que era fundar una Comunidad Religiosa para la asistencia de aquel señalado Santuario, con el Dedo Poderoso de Dios) lo hubiera executado».
El autor entiende que este proyecto frustrado de crear un monasterio al lado de la iglesia (existe un edificio actualmente, por lo que hubo actuaciones posteriores en este sentido) era necesario para las almas de la comarca y los devotos visitantes «careciendo aquel parage de Operarios para tan santos fines», pero el conde obró un decisivo mecenazgo porque «con dicha cantidad, y otras, aunque de menos monta, con que concurrieron algunos Devotos, assi de este Reyno, como de áfuera, se está trabajando en una Iglesia de bastante cuerpo, y muy decente arquitectura, en cuya fabrica han sucedido algunos hechos, que tienen grandes visos de milagros».
Uno de ellos fue que con ocasión de sacar arena para la obra, se descubrió en un peñasco una fuente copiosa de agua muy delicada «que ha dado salud a muchos enfermos, que la embian a buscar de mas de cinco, ó seis leguas en contorno», un hallazgo que supuso también un beneficio para el pueblo «porque penetradas del agua salobre del mar todas las venas de aquella tierra, carecian de agua dulce, y aun para la obra era forçoso buscarla á larga, y penosa distancia».
Al desmontar gran porción de tierra y peña para adecentar la fuente cayó sobre los gastadores un promontorio de tierra «debaxo del qual estuvo el uno de ellos grande rato, sin que le pudiessen sacar; y aviendole finalmente sacado de entre la broza, muerto, al parecer de todos, poco despues bolvió en sí; de suerte, que bolvió a trabajar en dicha obra: lo que atribuyeron los testigos de esta desgracia á la intercesión poderosa de aquella Santissima Imagen».
Una devoción que se indica cuenta con el beneplácito de Roma, y la gracia de la obtención de indulgencias plenarias a los que visiten su templo, como los más grandes santuarios de la Cristiandad, pues se cita: «cuyo culto, noticioso de tantas maravillas, ha promovido novissimamente Nuestro muy Santo Padre Clemente XI. concediendo indulgencia plenaria á todos los Fieles, que confessados, y comulgados visitassen este gran Santuario, la qual dura cada año veinte y cinco dias, que son los que ay desde la Assumpcion gloriosa de Nuestra Señora, hasta el dia dichosissimo de su Natividad, para que animados todos con este sagrado estimulo, imploren con fervorosas ansias el favor Divino, por medio de Nuestra Señora de la Barca, Imagen celebrada, y portentosa; cuyos prodigios, si se historiaran todos, bastaran á llenar muchos volúmenes».
Del mismo modo se informa del mantenimiento de un importante flujo de peregrinos en esta época, a principios del siglo XVIII, procedentes de toda Europa, puesto que la santa es una «Imagen, sumamente venerada en toda España, Francia, Italia, Alemania, y Grecia; pues de todas estas Naciones concurren a este grande Santuario peregrinos». Y es una muestra de la poderosa intervención de la Madre de Dios en este paraje porque su venerabilidad «aplauden los hombres, prueban los prodigios, confirma la razón, testifica el mundo, hablan los elementos, y confiessan forçados los demonios«.
Al estar en el fin de la tierra igualmente en él «se verifica el baticinio del Profeta, de que Dios dominará de Mar a Mar, y desde el Ganges, hasta los últimos términos del Orbe de la tierra, sino que muestra, que en él, como en lo mas occidental del mundo, por estar junto al Cabo, que llaman de Finis Terrae, ha querido Dios conservar una serie, no interrumpida de maravillas, para gloria suya, confusion de Hereges, que corren frecuentemente aquellos Mares, y para mayor firmeza de los Catholicos, que en estas partes del Occidente han siempre florecido con mas estabilidad en la Fé, y mas adhesion a la piedad, que todo el resto de los habitadores del Universo».
En la obra de referencia asimismo se documenta ya el culto a las piedras que durante la Edad Moderna habían atraído a muchos curiosos viajeros en el marco de la peregrinación jacobea, aunque se indica que los peregrinos dan el mismo o mayor mérito a las cruces y símbolos de la pasión que forman las olas del mar en su flujo y reflujo, como Martín Sarmiento, y otros, en el mismo siglo citarán.
Las piedras mágicas de Muxía
Se habla de las partes de la barca pétrea que trajo a Nuestra Señora en su aparición a Santiago Apóstol, convertidas en las piedras de Abalar, Cadrís, Temón. Prueba de los prodigios de la intervención divina son estas piedras de formas singulares de Muxía. Así se nos cuenta que «Junto a la Capilla de Nuestra Señora se ven tres sillas toscas, cada una de piedra entera, sin que se sepa el mysterio». O sobre la existencia en un paraje de «un escaso manantial de agua, mezclado á vezes con algunas gotas de azeyte» en donde se obró una curación milagrosa. La santa se apareció en sueños a una señora muy principal de Madrid «y aviendo percibido quien era, pero no el Pais donde se veneraba, se informó de ello; y noticiosa de que este Santuario estaba en el Reyno de Galicia, y en el territorio de la Villa de Mugia, embió para culto del Altar de Nuestra Señora un Frontal, y una Casulla de damasco carmesí».
Cae el gallinero en Muxía
Otro milagro de la Virgen se dio en la caída del gallinero del templo cuando un grupo de fieles escuchaba misa. «En una ocasión, en que la Villa de Mugía celebraba, como se haze annualmente, la fiesta de Nuestra Señora de la Barca, con mucho concurso de gente de los Pueblos comarcanos, no cabiendo los que assitian en el plano de la Iglesia, se subieron muchas personas á la Tribuna de encima; y arrimandose impetuosamente, y sin cautela á las rexas de madera del Coro, se vinieron todas ellas al suelo, llevandose tras sí á Jacobo Peréa, vezino de la Villa de Mugia, y ni este, que cayó de bien alto, ni alguna de las muchas personas, que apiñadas estaban en el pavimento de la Iglesia, recibió daño, ni lesion alguna: caso que se tuvo por prodigio milagroso, en consideración de la mucha altura, que ay de la Tribuna de la Iglesia, y del grave peso de las maderas, que se vinieron precipitadas al pavimento».
Intercesión en posesiones demoníacas
El poder de la Virgen de la Barca interfiere en las posesiones demoníacas, un poder desconocido, pero que ya se cita en uno de los párrafos del libro entre sus aspectos «avogosos», porque la venerabilidad de la imagen «confiessan forçados los demonios».
Aquí se noticia cómo la Virgen salva a dos vecinos endemoniados, objetos de maleficios. «Santiago Peres, y Francisco Martinez, vezinos de la Milla de Mugia, se hallaron maleficiados, y aprovechandose de los exorcismos de la Santa Iglesia, para el remedio; pero no aviendole hallado en ellos, recurrieron á N. Señora de la Barca, y desde entonces experimentaron una total mejoría, sin que en lo adelante les huviesse retentado enfermedad tan penosa».
La ola gigante envuelve al capellán en el Santuario de A Barca
El mar tempestuoso que recientemente ocasionó estragos en la zona, nunca dejó de mostrar su fuerza. A los grandes benefactores del templo les cumplió asistir a otro prodigio, cuando su propio capellán se vio envuelto en una ola gigante.
«Viniendo a visitar este célebre Santuario de Nuestra Señora de la Barca los Excelentisimos Señores Condes de Mazeda llevaron en su comitiva a don Luis de la Rosa, su Capellan; el qual despues de aver dicho Missa, se fue en compañía de otras personas de la familia á registrar las peñas donde se vén las Cruzes, y las demás figuras, por ser el cebo mas delicioso de curiosidad de los peregrinos; y quando él, y otros estaban notando las singularidades, que se suelen observar en aquel sitio, empleados todos en aquel gustoso embeleso, vino inopinadamente una ola tan rezia, que le cubrió todo de agua, imploró á gritos el favor de N. Señora de la Barca, y quedando libre la persona, solo le llevó la ola el sombrero, y el Breviario, que tenia en sus manos; y quando estaba aun recapacitando el pasado riesgo, vió como otra ola nueva le echaba a tierra el Breviario, y sombrero, y tan enjuto el Breviario, como si no huviera estado nadando entre las aguas, sino metido en un escritorio, parando un juguete festivo del mar, lo que empezó peligro formidable de sus olas.En el qual sucesso dos cosas se tuvieron por assombrosas, la indemnidad de la persona, y la restitucion de las alhajas».
Por último, anotamos la curiosa aparición en la portada del libro de un tipo de cruz relacionada con este santuario, la cruz de cuatro brazos coronados, de influencia occitana, la felibritge auverna, un símbolo singular, diferenciador, pero a su vez con evidentes padrinos llegados por el Camino de Santiago, a uno de sus hitos, la tercera parte del pie de la oca en la que termina, enclaves unidos por la leyenda jacobea (Padrón, Finisterre, Muxía). Dorada sobre fondo rojo se puede ver en la bandera occitana.