Isabel Remuiñán fue beatificada en 2013.
En Amboade- Seavia de Coristanco, en La Coruña, nació el 17 de junio de 1876 una mujer destinada a dejar una huella imborrable en la historia de la fe católica. María del Consuelo, como se llamaba entonces, provenía de una familia de católicos practicantes y labradores acomodados. Sus padres eran Antonio Remuiñán y Pilar Carracedo.
Ya lo dejó escrito el párroco y pariente Antonio Carracedo en una carta: “Persona de carácter, de constancia, de energía y decidida, sabe dejar la casa paterna e ir a Santiago a estudiar y prepararse para religiosa: ”Desde joven, su determinación y energía la llevaron a dejar el hogar familiar para seguir su vocación religiosa en Santiago.
La Trayectoria de una Sierva de Dios
Bajo el nombre de Hermana Isabel, se unió a la congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor. Su vida estuvo marcada por la piedad, la humildad y un espíritu de sacrificio que inspiraba a quienes la conocían. Enfrentó valerosamente una enfermedad, mostrando una fortaleza y devoción admirables.
Vistió el hábito en el noviciado de la Casa Generalicia, el 19 de noviembre de 1905 y el 15 de diciembre emitió su profesión perpetua.
La Trágica Noche del Martirio
En marzo de 1936, mientras Madrid se convulsionaba en disturbios políticos y revolucionarios, la Hermana Isabel Remuiñán se refugió en el Hospital de la V.O.T. Creyendo que estaría segura allí, pronto se vio obligada a huir nuevamente, junto con otras religiosas, buscando un refugio seguro. Trágicamente, en el camino hacia el hospital, fue reconocida por las turbas y detenida.
Un Sacrificio por la Fe de Isabel Remuiñán
El 5 de agosto de ese mismo año, la Hermana Isabel Remuiñán fue martirizada. Su valentía radicaba en su amor incondicional por todos, su dedicación especial hacia los pobres y su capacidad de perdonar. Su martirio no fue un acto de violencia, sino un testimonio de su fe inquebrantable en Dios.
Beatificación de Isabel Remuiñán
Isabel Remuiñán fue beatificada el 13 de octubre de 2023, junto a otros 521 mártires españoles de la persecución religiosa, en un acto celebrado en Tarragona, en el que participaron 104 obispos y 1400 sacerdotes.
El 10 de noviembre de 2019, en la iglesia de San Mamede de Seavia, se celebró una emotiva Misa Solemne en honor de la Beata Isabel. Durante la ceremonia, el obispo auxiliar monseñor Jesús Fernández González recordó la vida ejemplar de la mártir.
“Sor Isabel no disparó ningún arma, no pertenecía a ningún partido político ni hacía política, no enfrentó a sus compatriotas, no lavó el cerebro a nadie. Entonces, ¿Cuál fue su delito? Sencillamente ser una consagrada católica; con otras palabras: amar a todos, y especialmente a los pobres, y perdonar. Hoy, pues, una vez más, damos gracias al Señor por su gran amor correspondido fielmente por nuestra Beata” dijo en su homilía, monseñor Fernández.
Además, se descubrió y bendijo una impresionante imagen esculpida por el taller Arte Granda de Madrid, colocada con reverencia en un lateral del retablo principal del templo.
Un Legado de Amor y Perdón
La historia de la Beata Isabel Remuiñán Carracedo nos recuerda el poder del amor, la compasión y el perdón incluso en los momentos más oscuros. Su vida y sacrificio continúan inspirando a generaciones, dejando un legado eterno de fe inquebrantable y amor desinteresado por la humanidad.
“Persona de muy buen humor. Siempre como una religiosa alegre y resignada con su enfermedad” destacan algunos testimonios. Padecía lupus tuberculoso en la cara. Murió a los 60 años.
“Presumimos de Sor Isabel Remuiñán, en el buen sentido de la palabra. Es un orgullo que una persona que fue feligresa, que es una hija de la tierra de Coristanco, sea un ejemplo, reconocido por la Iglesia, para todos los cristianos” declaró el párroco de Seavia Manuel Mayo Romarís en una entrevista en Radio Xallas.