Cómo recuerdan en un reportaje en Adiante Galicia Hace 75 años, el 5 de septiembre de 1948, la localidad de Ponte do Porto se llenó de fervor y emoción con la llegada de la imagen de la Virgen de Fátima. La devota Clarisa Noya donó la imagen a la iglesia parroquial, donde aún permanece. Ponte do Porto despertó al son de bombas de palenque y las calles se adornaron para la ocasión.
Bendición en la casa de Clarisa Noya
El día memorable comenzó con un acto religioso a las 9 de la mañana, dirigido por el abad de la Colegiata coruñesa, Santiago Fernández. A mediodía, la comitiva se trasladó desde el templo parroquial hasta la casa de Clarisa Noya para recibir la imagen de la Virgen de Fátima. Allí, se llevó a cabo la bendición con bombas de palenque, lluvia de flores y la suelta de palomas.
Posteriormente, se erigió un altar portátil en la plaza, donde se celebró una misa oficiada por el canónigo Francisco Arnejo, acompañada de una predicación del misionero jesuita Gregorio Céspedes. La localidad se vio inundada por miles de personas que se unieron a esta celebración.
Por la tarde, se llevó a cabo una procesión por el pueblo con destino a Cereixo, con la presencia de cruces parroquiales y estandartes de localidades vecinas como Camariñas, Xaviña, Mira y Zas. La procesión incluyó una misa en Cereixo y luego regresó a Ponte do Porto.
La Virgen de Fátima en Ponte do Porto
Allí, se ofreció una explicación sobre las Apariciones de Fátima y se exhibieron tres cuadros, también adquiridos por Clarisa Noya, que representaban la visión de los pastorcillos, la curación de un enfermo y la peregrinación a Cova de Eiría.
Este evento multitudinario marcó el inicio de una tradición que perduró durante años y que, aunque se perdió por un tiempo, ha sido recuperada recientemente en la localidad.
La hemeroteca de El Correo Gallego contiene testimonios de una celebración en 1960, con sermones a cargo de Eli del Burgo de la residencia de Padres Redentoristas de Pamplona en la novena. Además, se informó que la cofradía de la Virgen de Fátima, presidida por Clarisa Noya, invitó al joven locutor Luis Rial a la fiesta mariana, una figura que años después recordaría con nostalgia estas festividades masivas y las representaciones en el barrio de As Barrosas.
