RELACION DE MILAGROS DE LA VIRGEN DE LA BARCA- En este enlace puedes acceder al capítulo anterior.
Rafael Lema-
La «Relación de Milagros de la Virgen de la Barca de Muxía» editada en 1719, comprende una serie de intervenciones de la imagen de Santa María en su templo muxiano, en 32 páginas de citas de milagros, acompañada de dos prólogos de destacados religiosos, para que con su lectura «aumente cada dia mas, assi en estos Reynos, como en los estraños, para con Nuestra Señora de la Barca, la Fé, la confiança, la piedad, y la devoción».
Flujo de peregrinos
Pero el curioso impreso nos aporta muchas y valiosas informaciones. Noticia ataques de piratas y flotas a nuestra costa. Cómo se descubrió una fuente santa y curativa, la presencia de un flujo internacional de peregrinos en la época del mecenazgo de los condes de Maceda, la existencia de una bula papal reconociendo la grandeza del santuario y concediendo indulgencias plenarias a los visitantes al templo que acudan a confesar y comulgar entre la Asunción y la Natividad de María.
O sea, entre el 15 de agosto y el 8 de septiembre. La segunda es una fecha clave, como inicio del año litúrgico bizantino, advocación extendida por los vecinos monjes de Moraime en la zona, en la víspera de la actual festividad de la Barca (non baixa do nove nin sobe do quince), adaptada con el tiempo a la liturgia local.
Culto a la Virgen María
O nos habla del deseo de los condes promotores de crear un monasterio o congregación religiosa, al lado del santuario, para atención de vecinos y visitantes. Y, efectivamente, sigue en pie la mal llamada rectoral, un buen edificio que no debería servir a fines distintos a los directamente vinculados con el culto cristiano, o la atención de peregrinos, como era deseo de sus benefactores, temerosos de que «Hereges, que corren frecuentemente aquellos Mares» pusieran la mano en su piadosa obra.
Y no les faltaba razón en su miedo, ante el temblor que a algunos nos causan ciertas ideas sobre la restauración del templo, del retablo. A algunos se les olvida que se trata de un santuario de fe católica, de culto a María, en donde los devotos voluntaria y libremente acuden, sabiendo a quien rezan y por qué. Devotos que no necesitan sermones laicos y tienen doctores en el seno de su iglesia.
Son muy interesantes los relatos de náufragos salvados por intercesión de Nª Sª da Barca de Muxía, dando cuenta de la alta dependencia de los vecinos de la Costa da Morte del mar, y los peligros de ataques de piratas, de escuadras de herejes en momentos de guerra, en este caso por la reciente Guerra de Sucesión, en donde tanto se destacó en el bando borbónico vencedor, el maestre de campo benefactor del santuario, José Benito de Lanzós.
Náufragos que piden la intercesión de la Virgen de la Barca
Por eso el autor incide en que «en donde son mas ordinarias las amorosas, y sobre-naturales providencias de Nuestra Señora de la Barca, es en los peligros de la Mar, que padecen, y en que se hallan con mucha frecuencia las gentes, que habitan aquella Costa, por tener librado su escaso alimento, y todos los averes de sus pobres casas en sus barcos, pinazas, y redes, y vivir por esso mas tiempo en la Mar instable, que en tierra firme».
Se noticia como Domingo de Dios y otros vecinos de la Villa de Muxia cargaron una nao portuguesa de sardina para venderla en Bilbao, y «aviendo llegado con felicidad a la Barra de aquel Puerto, no pudieron entrarla, por faltarles la marea, y dando fondo en Mar alta, estaban aguardando la creciente del Mar para poder entrar al tiempo que creciessen las aguas; pero mientras estaban esperando que llenasse el Mar, les sobrevino de Mar, y Viento una tempestad tan furiosa, que se vieron en el ultimo peligro; invocaron a N. Señora de la Barca, con aquella fee, y devocion, que inspira la presencia de un evidente riesgo de naufragar, y sin saber medio que tomar, para su resguardo, largaron los cables de las anclas, para dexarle al arbitrio de las ondas, cuando sin saber como, se hallaron dentro de la Barra, y con seguridad en lo mas recio del peligro, atribuyendo esta felicidad a su admirable Protectora la Virgen Santissima de la Barca».
Testimonios de pescadores de sardina
Otro milagro afecta a la Pinaza de Juan de Dios, de Muxía, cargada de sardina en ruta a San Sebastián, que al doblar el cabo de Peñas «se alborotó el Mar con encrespadas olas, y corria un ayre Uracán, con tanta furia, que rota en pedazos la Vela mayor de la Pinaza, temian á cada passo ahogarse; clamaron con viva Fé á Nuestra Señora de la Barca; y haziendose el Mar adentro passaron toda aquella noche en continuado riesgo: al despuntar las primeras luzes del dia siguiente, fueron en busca de tierra, por ver si podian tomar algun Puerto; y aviendo avistado el de San Vicente de la Barquera, intentaron surgir en él; pero al querer entrar en la Barra, como todavía perseveraban en su braveza los Mares, les sobrevino un golpe de Mar tan recio, que ya miraban en las ondas su sepulcro; ibale yá la Pinaza á pique, quando bolviendo á invocar el nombre de Nuestra Señora de la Barca, repentinamente vieron el Mar sereno, y pudieron entrar en la Barra, sin temor de algun peligro».
Por su parte, Joseph Gonzales de Lema, con navío de buen porte cargado de sardina, quería partir a Bilbao.
El maestre «sacó con otros vezinos á remolco del Puerto de Camariñas la Nao, tirada de una Lancha; y al tiempo que iba bogando con sus compañeros, que seria entre onze, ó doze de la noche, por saltarle el remo, cargado de ropa, y como estaba, cayó de espaldas en el mar; veíase en el ultimo trance de la vida, porque no sabia nadar, y implorando el favor de Nuestra Señora de la Barca, se halló sin saber como, boca abaxo; assi estuvo como media hora, sin undirse, hasta que advirtiendo los que iban adelante en la Lancha su falta, retrocedieron, y oyendo sus vozes, se llegaron junto a él, y dandole un remo á que pudiera assirse, le bolvieron á echar en la Lancha, y le hallaron tan sin mojarse los vestidos, como si huviera estado en un Barco, y no sostenido de las aguas todo aquel tiempo».
Perseguido enfrente a la Capilla de Nuestra Señora de la Barca
Jacinto López de Muxía escapó de piratas berberiscos gracias a que, por los rezos de su madre, la virgen le envió una niebla protectora. El mozo venia en su barco, a las dos de la tarde, «huyendo a todo remo de una Lancha de Moros, que le iba dando caza, enfrente a la Capilla de Nuestra Señora de la Barca, algo el Mar adentro; viendo alguno lo que passaba, fue a avisar á la madre de este hombre del peligro en que se veía: corrió luego desalada la afligida madre á invocar el amparo de N. Señora, y viendo claramente desde tierra el aprieto en que se hallaba su hijo, clamaba con otras personas a N. Señora, para que le valiesse; fue cosa prodigiosa, con estar el dia sereno, se levantó luego una niebla tan espesa en el Mar, que ya ni el Barco, ni la Lancha se podian vér, y con el abrigo de la niebla pudo llegar el Mozo con su Barco á tierra, y escapar del peligro, que le amenazaba; afirmando, que desde que repentinamente se avia levantado la niebla, ni él avia buelto á vér la Lancha de los Moros, ni ellos avian podido alcançar de vissta su Barco, de que dieron todos humildes gracias á N. Señora».
Fragatas inglesas atacando Muxía
En la Guerra de Sucesión, en donde destacó el conde de Maceda, 7 fragatas inglesas atacan Muxía; los vecinos abandonan el pueblo, pero les sale al paso a los atacantes una señora de blanco (la virgen), al frente de una jauría de animales bravos, evitando el saqueo.
Del hecho da fe un capitán inglés, tiempo después, de arribada en época de paz en Muxía. Así se relata que
«En tiempo en que avia guerras entre Inglaterra, y España, libertó esta Soberana Señora la Villa de Mugía, de que fuesse saqueada, y asolada de los Ingleses; porque aviendo entrado en la Ria siete Fragatas inglesas. Començaron por la tarde a cañonearla, de que aun el dia de hoy se vén algunos vestigios en las paredes; los vezinos viendose sin defensa, y atemorizados de las baterias, desampararon la poblacion; por la noche echaron los Ingleses Lanchas con gente armada, á fin de saquearla, como pretendian: hecho, que no pudieron conseguir; por averle estorvado N. Señora de la Barca, que no saltassen a tierra; lo qual se supo algun tiempo despues, en que aportando en las misma Ria un navío Ingles, quando ya avia pazes entre estas Coronas, saltó su Capitán en tierra, y entrando en la Villa de Mugía, preguntó, qué donde estaban los Leones, Lobos, y Alanos, que tenian para su defensa; porque en las guerras pasadas él avia venido en una esquadrilla de siete Fragatas, y que intentando de noche hazer el desembarco algunas Lanchas de gente, una Señora, vestida de blanco, les avia impedido el passo con multitud de dichos animales, que venian como a sus órdenes, de que todos congeturaron que avia sido Nuestra Señora de la Barca».