La vida del Monje de Montalbán, fray Sebastián Sillero Pérez “Sebastián de Jesús”, ha permanecido en las sombras durante mucho tiempo.
Sin embargo, gracias al trabajo del escritor y periodista José María Zavala, su historia ha sido inmortalizada en el libro «El Padre Pío español». Este relato detalla los prodigios y milagros que marcaron la existencia de este humilde fraile andaluz, nacido en Montalbán, Córdoba, el 22 de enero de 1665.
Los Milagros que Marcaron una Vida
Desde su nacimiento, fray Sebastián fue protagonista de lo extraordinario. Aprendió a leer y escribir por sí mismo antes de quedar huérfano y se unió a los franciscanos en Écija. Se le atribuyen supuestos milagros como como la aparición de la Virgen María a su madre, su capacidad para hablar recién nacido, conversión de personas, sanación de enfermos o la profetización de eventos futuros.
El Apoyo de la Realeza: Carlos III y su Devoción
Cuentan que después de ser destinado a varias localidades como Lepe, Ronda y Sanlúcar de Barrameda, se trasladó a Sevilla, donde su camino se cruzó con el joven Carlos III.
Este encuentro dejó una impresión duradera en el rey, quien, gracias a un crucifijo entregado por Sebastián, logró superar una tormentosa travesía marítima. Posteriormente, este mismo crucifijo se convirtió en la esperanza para la curación de una grave enfermedad que afectaba a la infanta María Luisa.
Agradecido por los supuestos milagros que había presenciado, el monarca impulsó el proceso de beatificación del fraile. Encargó una exhaustiva biografía a Cristóbal Moreno, uno de los frailes más prominentes de la época, revelando detalles asombrosos sobre la vida del fraile cordobés.
De momento no ha sido posible la canonización :”Las tropas francesas incendiaron su convento de Sevilla y su proceso de canonización desapareció desde entonces. Por si fuera poco, el secuestro del Papa Pío VI en Roma, que estaba a punto de beatificarle, dio al traste con las esperanzas e ilusiones del rey Carlos III”.
Se está tratando de reactivar el proceso. El Monje de Montalbán fue ha sido Venerable Siervo de Dios por la Santa Sede.
Sebastián de Jesús
El 2 de octubre de 1743, Sebastián enfermó gravemente y falleció trece días después. Durante su enfermedad y tras su muerte, fue visitado por numerosos devotos y pintores que inmortalizaron su imagen. Su entierro en la iglesia de la Veracruz fue acompañado por una profunda tristeza popular.
En 1771, se inició el proceso de beatificación por orden real, durante el cual 53 personas testificaron sobre su vida y milagros. La figura de Fray Sebastián de Jesús Sillero perdura como un ejemplo de humildad y devoción, un legado que continúa inspirando a generaciones posteriores.
En 1810, ante la llegada del ejército napoleónico, sus restos fueron trasladados a la Catedral hispalense.
El Paralelo con el Padre Pío: Dos Almas Similares
Fray Sebastián y el Padre Pío compartían raíces humildes y dotes sobrenaturales. A los dos se les relacionada con dones como la bilocación y la curación, y practicaban la mortificación corporal para luchar contra las tentaciones y salvar almas.
En una entrevista en “Religión en Libertad”, el periodista José María Zavala, autor de “El Padre Pío Español. La vida desconocida del monje de Montalbán” declaró:
«Fray Sebastián de Jesús Sillero, con su proverbial humildad, siempre se consideró indigno de recibir tantas gracias. Y aun así, valga la redundancia, agradeció a Jesús siempre todos los carismas con que le adornó porque así pudo convertir a los descreídos, hacer caminar a los paralíticos, sanar a los desahuciados por los médicos y hasta resucitar a tres personas, según se acredita en su proceso de beatificación”.
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